Vimang: Salud desde la naturaleza
Por Marta Gómez Ferrals / Fotos Prensa Latina
A comienzos del actual milenio, el Centro de Química Farmacéutica (CQF) anunció el inicio de su producción, de cara al mercado internacional, del Vimang, por entonces un novedoso fármaco cubano. El tiempo transcurrido desde entonces no ha hecho más que confirmar la calidad de este producto de origen natural.
Recuerdo las palabras del doctor Alberto Núñez, director del CQF, cuando presentó a la prensa acreditada en La Habana el referido producto, al que calificó de un revitalizador del sistema inmunitario y un potente antioxidante, útil contra el estrés oxidativo, además de poseer cualidades analgésicas y antinflamatorias, entre otras virtudes.
Se informó en aquella oportunidad que se había comprobado, mediante estudios comparativos con algunos de sus similares foráneos, ciertas ventajas del producto cubano, al reportar índices de protección hepática y cerebral, en quienes lo usaban.
El Vimang, que el CQF produce en cápsulas, cremas dermoprotectoras y cosméticas, líquidos reconstituyentes, entre otras formas, se usa en la terapéutica colateral del cáncer, con excelentes resultados en la mejoría de la calidad de vida, incluso en enfermos en fase terminal, en pacientes con VIH, lupus sistémico e infertilidad femenina.
Vida del mango
Hoy que el producto se comercializa en más de 50 naciones y su patente se reconoce en más de 20, se impone hablar de qué es y cómo vino al mundo. Su historia tiene un real interés humano.
La etimología del nombre Vimang viene de ?vida del mango?, de acuerdo con el creador de la fórmula base, un sencillo hombre de origen campesino llamado Eleuterio Páez.
Páez heredó los conocimientos para elaborar el Vimang, a partir de la corteza de algunas especies del árbol del mango (Mangifera indicus L), fruta muy conocida y gustada en esta isla caribeña.
Refiere que su familia trabajó muy duramente la tierra en su natal Pinar del Río y utilizaba diversos compuestos de corteza de mango para conseguir la cura de diversos padecimientos. Desde tiempos coloniales comenzó su uso y esa sabiduría de raigambre tan popular se transmitió de generación en generación, hasta llegar a Eleuterio. Este, en los años 70 del pasado siglo comenzó a elaborar sus compuestos y a hacer el bien con ellos.
La buena reputación de la fórmula natural de Eleuterio se fue extendiendo más allá de su barriada, en el capitalino municipio de Arroyo Naranjo. Allí reside actualmente, después de haber dejado muy atrás las faenas del campo y de haberse jubilado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Hoy, después que la ciencia comprobó varias de las propiedades farmacológicas del Vimang, y de algunos años de producción industrial, este hombre generoso, laborioso e inteligente sigue realizando una labor solidaria desde su casa.
Para ello, además de su gran sabiduría, ganada con una empírica responsable, ha contado con la contribución de especialistas y el apoyo de la ciencia cubana, que ha valorado altamente su mérito.
Eleuterio considera que el Vimang es un reconstituyente natural, con una enorme fuerza de apoyo a la salud.
Además de contribuir a la curación de las dolencias antes citadas, hay referencias de su eficacia en el combate del asma, psoriasis, desórdenes del sistema urinario y de la próstata.
Páez ha referido que con la ayuda de especialistas, que lo han utilizado, muchas dolencias femeninas como la cervicitis, inflamaciones pélvicas y leucorreas, han cedido y se han desaparecido casi en el ciento por ciento de los casos.
No cura el cáncer, sentencia este hombre generoso, pero su influencia en la regeneración del sistema inmunológico ayuda a incrementar la capacidad de lucha del ser humano contra esa terrible enfermedad.
Vimang en la terapia contra el SIDA
Por su eficacia contra el estrés oxidativo, un proceso lesivo a la salud que aparece debido a una presencia notable de los llamados radicales libres, científicos cubanos comenzaron un estudio en pacientes con VIH, para ver su efecto.
Los radicales libres, al aparearse con componentes celulares, dañan a estos organismos y por ende disminuyen las defensas del cuerpo humano. Se dice que una de las consecuencias más drásticas del estrés oxidativo es la pérdida de células sanguíneas CD4, un tipo de linfocitos T, de gran importancia para el sistema inmunitario, lo que también causa el virus del SIDA.
El estudio antes referido incluyó el uso del Vimang como parte de la dieta de los pacientes con VIH , con un énfasis en la observación de su posible toxicidad hepática, renal y hematológica.
Se comprobó que los pacientes respondían al tratamiento del Vimang, manteniendo niveles superiores a 350 por milímetro cúbico de sangre de células CD4, en las etapas iniciales de la enfermedad.
Más tarde, cuando la terapia antirretroviral que se emplea es el factor determinante, se cree que el fármaco reconstituyente pueda contribuir a mejorar la calidad de vida, ante los daños colaterales que esos potentes medicamentos ocasionan.
Sobre su efecto en pacientes con VIH, se considera que, no obstante las buenas primicias, todavía faltan más investigaciones, las cuales se iniciarán pronto.
Por lo que se aprecia, sin ser una panacea, el Vimang tiene un mundo de posibilidades. Pero incluso, las cualidades ya comprobadas, hablan muy a favor de este fármaco que viene de la naturaleza.
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