Encuentran fósil de una niña de más de 3 300 000 años
Es la primera vez que se encuentra un esqueleto primitivo tan completo
Por: Jorge Legañoa Alonso, estudiante de Periodismo
Correo: leganoa@jrebelde.cip.cu
El fósil de una niña de 3 300 000 años —el más antiguo y completo de un menor jamás visto en la historia de la Paleontología— fue descubierto en las cercanías del río Awash, en el yacimiento de Dikika, región etíope de Afar.
Un equipo internacional de científicos desenterró los restos óseos que corresponden a la especie Australopithecus afarensis, la misma a la que pertenece el famoso esqueleto de Lucy, la hembra hallada en 1974 en la misma región del cuerno africano. Aun cuando el nuevo fósil es conocido como «la hija de Lucy», la niña australopitheca es 200 000 años más antigua que su supuesta madre.
Según los primeros datos publicados por el equipo científico, de la cintura para abajo la pequeña Salem —«paz» en etíope— era muy parecida a nosotros. Una de sus rodillas, de aspecto muy similar a las de los actuales humanos, conserva la rótula, del tamaño de una pequeña moneda, y los huesos del pie y el tobillo encontrados permiten determinar que su modo de andar era caminando sobre los dos pies.
Sin embargo, de la cintura para arriba la niña era mucho más parecida a un chimpancé que a un hombre, con muchos rasgos simiescos: el cerebro pequeño, la nariz chata —como la de los chimpancés— y la cara alargada y protuberante. Los huesos de los dedos eran curvos y casi tan largos como los de un chimpancé, y sus omóplatos —los primeros hallados completos de un australopitheco— indican a los científicos que estos homínidos eran capaces de desplazarse saltando de rama en rama.
La recompensa al durísimo trabajo de limpieza realizado por los paleontólogos ha sido enorme: detalles nunca antes vistos en un fósil de australopitheco, entre estos el cráneo, un juego completo de dientes de leche y varios molares todavía sin salir, buena parte de las costillas, la columna e incluso uno de sus dedos, aún flexionado, como agarrando algo.
Las pruebas a las que sometieron los restos óseos parecen demostrar que la menor era aún lactante y tenía unos tres años cuando murió, víctima posiblemente de un aluvión, por lo que sus restos pudieron conservarse al quedar protegidos de la intemperie bajo sedimentos de arena en el fondo de un pequeño canal a través del cual un río prehistórico aportaba parte de su caudal a un lago.
El fósil de Dikika —área donde fue hallado— revelará ahora muchos secretos sobre la especie Australopithecus afarensis y otros homínidos primitivos, prevén los expertos.
Hasta ahora solo se habían encontrado restos infantiles completos de miembros relativamente recientes del árbol evolutivo que conduce hasta el Homo sapiens, nuestra especie. Los mejores conservados pertenecen a varios ejemplares de Neardenthal, con una antigüedad de apenas algunas decenas de miles de años.
Por: Jorge Legañoa Alonso, estudiante de Periodismo
Correo: leganoa@jrebelde.cip.cu
El fósil de una niña de 3 300 000 años —el más antiguo y completo de un menor jamás visto en la historia de la Paleontología— fue descubierto en las cercanías del río Awash, en el yacimiento de Dikika, región etíope de Afar.
Un equipo internacional de científicos desenterró los restos óseos que corresponden a la especie Australopithecus afarensis, la misma a la que pertenece el famoso esqueleto de Lucy, la hembra hallada en 1974 en la misma región del cuerno africano. Aun cuando el nuevo fósil es conocido como «la hija de Lucy», la niña australopitheca es 200 000 años más antigua que su supuesta madre.
Según los primeros datos publicados por el equipo científico, de la cintura para abajo la pequeña Salem —«paz» en etíope— era muy parecida a nosotros. Una de sus rodillas, de aspecto muy similar a las de los actuales humanos, conserva la rótula, del tamaño de una pequeña moneda, y los huesos del pie y el tobillo encontrados permiten determinar que su modo de andar era caminando sobre los dos pies.
Sin embargo, de la cintura para arriba la niña era mucho más parecida a un chimpancé que a un hombre, con muchos rasgos simiescos: el cerebro pequeño, la nariz chata —como la de los chimpancés— y la cara alargada y protuberante. Los huesos de los dedos eran curvos y casi tan largos como los de un chimpancé, y sus omóplatos —los primeros hallados completos de un australopitheco— indican a los científicos que estos homínidos eran capaces de desplazarse saltando de rama en rama.
La recompensa al durísimo trabajo de limpieza realizado por los paleontólogos ha sido enorme: detalles nunca antes vistos en un fósil de australopitheco, entre estos el cráneo, un juego completo de dientes de leche y varios molares todavía sin salir, buena parte de las costillas, la columna e incluso uno de sus dedos, aún flexionado, como agarrando algo.
Las pruebas a las que sometieron los restos óseos parecen demostrar que la menor era aún lactante y tenía unos tres años cuando murió, víctima posiblemente de un aluvión, por lo que sus restos pudieron conservarse al quedar protegidos de la intemperie bajo sedimentos de arena en el fondo de un pequeño canal a través del cual un río prehistórico aportaba parte de su caudal a un lago.
El fósil de Dikika —área donde fue hallado— revelará ahora muchos secretos sobre la especie Australopithecus afarensis y otros homínidos primitivos, prevén los expertos.
Hasta ahora solo se habían encontrado restos infantiles completos de miembros relativamente recientes del árbol evolutivo que conduce hasta el Homo sapiens, nuestra especie. Los mejores conservados pertenecen a varios ejemplares de Neardenthal, con una antigüedad de apenas algunas decenas de miles de años.
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