Thursday, November 15, 2012

El Parque Vicente García,en la ciudad de las Tunas, rinde tributo a ese Mayor General del Ejército Libertador de Cuba, quien luchó contra el colonialismo español en la Isla.
Hoy es lugar de sano esparcimiento, donde los amigos se encuentran  para comentar acontecimientos de sus vidas, del barrio, de la familia, también para hablar sobre deporte y contarse  cuitas de interés personal...Lugar también donde pueden escucharse las risas de los niños que acuden allí junto a sus padres...En fin es un lugar agradable para sentarse en los bancos debajo de los  arboles  y disfrutar de instantes agradable.
Sobre la historia de este parque los invito a leer este interesante trabajo realizado por el colega José Armando Fernández Salazar . de la Agencia de Información Nacional .

-HISTORIA DE UN PARQUE CUBANO.

Como casi todas las villas que fundaron los españoles en Cuba, Las Tunas creció alrededor de la plaza central.

Cuando el 30 de septiembre de 1796 adquirió el título de ciudad, la explanada donde hoy se ubica el parque Vicente García era plaza de armas, mercado y foro donde se reunían los vecinos a comentar las últimas noticias llegadas del reino. 

La iglesia parroquial, el cabildo y las casas de los más ilustres habitantes se erigieron alrededor de la plaza, resguardada por uno de los más completos sistemas de fortificaciones del ejército colonial debido a la privilegiada situación geográfica de la localidad, entre Camagüey y la zona oriental del país.

Ello no impidió que en septiembre 1876 las tropas del Mayor General del Ejército Libertador Vicente García asaltaran, tomaran e incendiaran Las Tunas, hecho militar que se repitió en 1897, esta vez bajo la guía del jefe mambí Calixto García.

El 10 de octubre de 1915, con la colocación de la estatua de Vicente García, la antigua plaza de armas colonial se convertía en el parque central de la ciudad que renacía. A su alrededor comenzaron a levantarse edificaciones como el ayuntamiento, la oficina de correos y el hotel Plaza, las cuales matizaron el ambiente urbano de atmósfera ecléctica.

El nuevo espacio se convirtió en el escenario principal de la vida política y social de los tuneros. En él se realizaron procesiones religiosas, campañas políticas y actos públicos. Esta relevancia lo convirtió en sitio ideal para el emplazamiento de estatuas y monumentos consagrados a figuras sobresalientes de la vida de la nación.

Entre estos aparece el erigido al honorable oficial español Federico Capdevila quien, al conocer el fusilamiento de los estudiantes de medicina en 1871, rompió su espada indignado por el injusto hecho.

Cuando en 1930 la carretera Central llegó a Las Tunas, los habitantes decidieron que esta atravesara el centro de la ciudad, para lo cual fue necesario dividir el parque. 

En un pequeño triángulo que quedó, el Club Rotario de la ciudad instaló el primer busto erigido en la localidad a José Martí, Héroe Nacional de Cuba.

Bajo los árboles del parque creció la leyenda del indio sin cabeza y su caballo blanco, y también tradiciones como las de los jóvenes que para intercambiar mensajes de enamorados daban vueltas al enclave (los varones en un sentido y las muchachas por otro), al compás de la banda de conciertos.

El sitio ha sobrevivido el implacable paso de modas arquitectónicas y la furia de la naturaleza, entre ellos, la más grande lluvia de granizos conocida en Cuba y el devastador ciclón Flora, ambos fenómenos naturales acontecidos en 1963; también el huracán Ike, en 2008.

En él se guarecen los ancianos para comentar sobre los tiempos que corren; lo surcan bandadas de aves autóctonas, entre ellas el mayito y el totí; o transitan personajes pintorescos como el Comandante, suerte de Caballero de París tunero.

Hoy, el parque ha perdido algo de su aire de tranquilidad citadina por el incremento del tráfico y la actividad comercial. 

La ciudad no ha dejado de crecer y le han nacido otras plazas públicas, pero su raíz sigue sembrada en el Vicente García. 

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