Afirmó el historiador
Fernando Ortiz que “el pregón es el alma del cubano”. Se trata de una expresión musical nacida de los vendedores ambulantes anunciando sus mercancías. Usual en los países cuyo clima favorece la venta en las calles, surge en Cuba en el siglo XIX.
Muchos compositores de música han tomado motivos de pregón y creado obras universalmente conocidas, plenas de alusiones y sugerencias, en las que han logrado captar con suma veracidad el espíritu del pueblo.
Los pregones cubanos surgieron en las urbes y tienen un peculiar estilo. Herederos de las tradiciones comerciales de las naciones europeas que bordean el Mar Mediterráneo, cobraron auge en toda Latinoamérica y el Caribe. Este género musical, breve y repetitivo, llegó a Cuba con la emigración franco-haitiana, tras la Revolución de Haití.
Hay pregones cubanos con un valor artístico innegable. Afirma el escritor y etnólogo
Miguel Barnet: “Muchas veces nuestros pregoneros utilizan música campesina o géneros populares como
sones o guarachas, le adaptan letra especial y lo cantan a manera de pregón”.
Sobre su estructura musical dice Barnet: “Los pregones cubanos tienen dos características principales. En primer lugar, el melisma, rasgo propio de los pregones de mangueros; estilo comparable con el cante jondo o cante flamenco, el uso del falsete y otros trucos de ejecución, gorjeos o jipíos. En segundo lugar, la apoyatura que se observa al final de los pregones de maniseros, tamaleros y otros vendedores; es como un cierre cortante del pregón en que se rompen las primeras sílabas de una palabra”.
¿Quién no ha escuchado ¡
Maaaaaaní, el manisero se va!, o
Quién quiere comprarme frutas sabrosas, marañones y mamoncillos del Caney, esos pregones llevados al pentagrama para convertirse en estandartes de la música cubana de todos los tiempos? Tales motivos forman parte de obras universalmente conocidas como “El Manisero”
, de
Moisés Sirnons; “Frutas del Caney”, de
Félix B. Caignet, y “Los tamalitos de Olga”, de José Fajardo, popularizada magistralmente por la
Orquesta Aragón. Muchos han sido interpretados en el teatro, la danza y la televisión.
Durante la época de la colonia española, pregoneras y pregoneros llenaban la
Plaza Vieja y el entorno de la
Catedral habaneras. Actores de la vida diaria, pocos son conocidos por sus nombres; alegraban, facilitaban las labores domésticas al traer los productos que ofertaban hasta las puertas de las casas, e incluso algunos se hicieron legendarios por sus propios estilos.
Hay quienes consideran que el pregón está en decadencia ante la eclosión comercial, por lo que, para mantener su arraigo, en
Santiago de Cuba se realiza cada verano el Festival del Pregón.
Sin dudas los pregones cubanos son parte importante del folklore y la etnología, y expresión de la riqueza poética y musical del pueblo de la Isla. Como elemento que sorprende ―y a veces molesta―, ha recobrado una actualidad peculiar, ya que la melodiosa promoción de venta callejera resulta cotidiana en la cultura y las tradiciones populares que se entremezclan.
Fuentes: Sitios web
- www.albeceteporcuba.com
- www.nnc.cubaweb.cu