Sunday, June 17, 2012

PADRES, HACEDORES DE NUESTROS DIAS

Yenima Díaz Velázquez yenimadv@enet.cu Otra vez es Día de los Padres en Cuba, unas horas para compartir en familia, con alegría y orgullo cuando están vivos, y con recuerdos y agradecimientos si ya faltan. Es una jornada diferente y, a la vez, igual a otras, en las que se les reconoce como la semilla de la cual brotaron ramas alrededor de un tronco, que es la familia. Por eso recuerdo que en ocasiones se dice, de manera conclusiva, que padre es cualquiera y tal afirmación -creo yo- demerita un tanto a esas personas queridas y dispuestas a cualquier sacrificio por sus hijos. De manera natural, padre es el que aporta información genética para concebir a un niño y, en los sentimientos, padre es el que los asume, aun siendo ajenos. La categoría de padre está en los genes, pero, también en el que sabe amar e imponer el orden y la disciplina con cariño y respeto. Lograrlo es muy importante y los hace iguales a las madres porque los hombres también pueden, y de hecho lo hacen, atender con esmero a sus retoños. Basta detenerse unos minutos en las puertas de entrada de hospitales pediátricos y policlínicos, escuelas y círculos infantiles y apreciaremos hermosos gestos de ternura y pasión. Cuando todo nuestro pueblo celebra la fecha, unos con alegría y otros con tristeza, debemos referirnos a la primera vez, que tuvo sus orígenes en el lejano año 1909 y todavía, al cabo de 103 años, gana adeptos. La idea de celebrar el día del padre sobrevino cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd, de Washington, en Estados Unidos, propuso la iniciativa, para homenajear a su progenitor. Él había enviudado muchos años antes, durante el nacimiento de su sexto hijo y, a partir de ese momento, se hizo cargo de criar a los pequeños cumpliendo el rol de padre, como le correspondía, y tratando de suplir el de madre ausente, muy necesaria también en la crianza de los niños. Como el señor Smart había nacido el 19 de junio, su hija propuso el día de su cumpleaños para la celebración y organizó para él una fiesta muy singular. Poco a poco, la idea de instituir la fecha fue acogida con entusiasmo por muchas personas en varias ciudades, y en 1924 el entonces presidente Calvin Coolidge apoyó la iniciativa. Por su parte, Lyndon Johnson, en 1966, firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como día del padre en esa nación. Poco a poco, los ecos de la noticia alcanzaron a un sinnúmero de países de Europa, Asia, África y América Latina. La mayoría asumió esa fecha; pero, otros rinden homenaje a los padres en jornadas diferentes. Cuba, por supuesto, no fue la excepción. La primera vez ocurrió el 19 de junio de 1938 y ese momento se convirtió rápidamente en tradición, para que los cubanos les dieran también a sus progenitores el abrazo y la felicitación que ellos merecían. Aquí la idea partió de la escritora Dulce María Borrero de Luján. Ella consideró que si ya las madres tenían su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, se podría escoger al tercer domingo de junio, mes de inicio del verano, para congratular a los padres. Desde entonces, la celebración involucra a millones de hijos correspondidos en todo el planeta. A todos les palpitan los corazones; unos demuestran ese sentimiento con besos y caricias, otros con regalos, los terceros con ternura y reconocimiento y los últimos con flores blancas o de colores sobre sus tumbas. Los padres son hacedores de nuestros días y la mayoría vive para recoger sus frutos, que somos nosotros mismos, hijos y nietos agradecidos.

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