MIL RAZONES PARA QUERERTE

Maura Peña Machado taura@rvictoria.icrt.cu “Mis padres se amaban y por eso me trajeron a este mundo; luego aún pequeño, recuerdo que mi papá era un ser que aplaudía mis últimos logros. Cuando me iba haciendo mayor, era una figura que me enseñaba la diferencia entre el bien y el mal. Durante mi adolescencia era la autoridad que le ponía límites a mis deseos. Ahora que ya soy adulto, es el mejor consejero y amigo que tengo; por eso, periodista, en un día como este tengo que decir: Gracias, viejo. Tengo mil razones para quererte.” Así me dijo un amigo al preguntarle sobre su padre. Y usted que ahora lee estas líneas coincidirá conmigo en que Padre no es cualquiera. Y si nos remontamos en el tiempo compartiremos el criterio de Shakespeare quien afirmó: “es un hombre sabio el que conoce a su propio hijo”. Hoy, cuando en muchas partes del mundo se multiplican por miles los regalos y las muestras de cariño congratulando a los padres, evocamos a Sonora Smart Dodd, a ella le debemos que a partir de 1909 se homenajeara a la figura paterna, festividad que se convirtió en una tradición en el mundo aun cuando no se festeja el mismo día en todas partes. En Cuba se celebró por primera vez en l938 por iniciativa de la poetisa Dulce María Borrero de Luján. Teniendo en cuenta que ya las madres festejaban su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, resultó una idea magnífica dedicar el tercer domingo de junio, cuando inicia el verano, a la congratulación a los padres, autores de los más calurosos abrazos. El reconocimiento a nuestros progenitores se manifiesta desde el beso al despertar hasta las buenas noches de este y todos los días, sólo que hoy lleva un sentimiento especial: el abrazo de la autora de estas líneas para todos los padres, abuelos y tíos que saben señalar el horizonte con optimismo y confianza a sus hijos.