Sunday, December 23, 2012

VIVIR Y SENTIR PLACER...LA CULTURA DEL TANTRA EN LA SEXUALIDAD



POR MAYTE MARÍA JIMÉNEZ

De ahí surge el sexo tántrico una práctica milenaria que fundamenta el origen del mundo desde el acto amoroso, durante la unión íntima de la pareja, la cual se desarrolló en el lejano Oriente, y que ha llegado a la cultura occidental para convertirse en una vivencia muy atractiva para las jóvenes parejas.
En la cultura oriental se decía que el hombre podía llegar a vivir 120 años o más si llegaba a conseguir canalizar la energía sexual. Para la práctica tántrica, el sexo se hace con espíritu, con alma: se unen mente y respiración tanto en los preámbulos del coito como en la consumación de la relación, y el semen es considerado fuente de vida y de energía vital.
Esta teoría se fundamenta en la mitología hindú, en la cual se sostiene que la unión divina formada por Shakti y Shiva —principios femenino y masculino, respectivamente—definen la creación del universo a través de la cópula y la danza erótica.
El Tantra propone postergar el coito y el orgasmo, a través del autoconocimiento y la evolución interior a partir de la exacerbación del placer, que trasciende los límites físicos de la experiencia, conduciendo al orgasmo espiritual.
El hombre tantrista debe aprender a esperar y a tomar el encuentro amoroso sin apresurarse, y para ello es vital controlar la respiración y concentrarse en la relajación corporal, ya que así puede efectuar movimientos ligeros, armónicos y con ritmo agradable.
A través de esta práctica el hombre debe aprender que orgasmo y eyaculación no son lo mismo, y que puede lograr la capacidad de tener varios orgasmos sin perder la erección, pues una vez que la eyaculación ocurre el pene pierda rigidez.
Entre las técnicas aconsejables para realizar el sexo tántrico se encuentran los ejercicios de respiración y de control muscular de la zona genital, de modo que el hombre y la mujer logren prolongar el momento previo al orgasmo, que al retardarse puede ser sumamente intenso.
Según los especialistas estas prácticas son una buena receta para contrarrestar la insatisfacción sexual que manifiestan muchas parejas e individuos, al caer en un sexo rutinario, rápido y sin conexión espiritual entre los amantes.
Para algunos resulta una visión de la sexualidad y la intimidad humana demasiado filosófica para los tiempos modernos. Sin embargo, quienes han vivido esta experiencia aseguran que el sexo tántrico es una práctica increíble, que permite la unión carnal, pero también la entrega espiritual de los amantes.
PLACER EN NUEVE HORAS
A partir de prácticas específicas, este ritual define que la sexualidad permite al ser humano conectarse con una energía sutil —kundalini—, capaz de dar conciencia sobre el sentido de la existencia misma.
La literatura describe que una sesión de sexo tántrico puede durar entre 20 minutos y llegar a nueve horas.
Una buena forma de empezar es mirarse el uno al otro, sentados frente a frente, y comenzar a tocarse cada uno sus zonas erógenas, o los genitales.
Los orígenes del sexo tántrico se describen en algunos textos encontrados en la India y Pakistán. Cuentan que surgió como un contrapunto hacia las arraigadas ideas de los brahamanes, o sacerdotes hindúes, quienes sostenían que para comprender la vida y sus misterios, era necesario renunciar a la práctica de la sexualidad y de todo el placer corporal.
De ahí que los primeros tantristas, que contaban con amplios conocimientos sobre la meditación y el yoga, retomaron y organizaron varias prácticas conocidas desde tiempo ancestrales, para hacer de los placeres del cuerpo una experiencia sublime.
En este preludio la pareja experimenta la excitación con paciencia, y luego cuando los dos se sienten más deseosos de tomar el cuerpo, pueden adoptar posturas que, sin llegar a la penetración inmediata, generen un preludio muy agradable del coito.
Para ello no es necesario que el hombre tenga una erección en ese momento, sino que se disfrute cada minuto de éxtasis sin apurar el clímax, es como enamorarse… sucede poco a poco.
Durante este momento son muy importantes los besos, las caricias, los abrazos. Ello prepara el cuerpo y el alma para una entrega final, por lo que se requiere de una elevada dosis de autocontrol, concentración, deseo e imaginación.
TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS
Uno de los ejercicios más usuales para lograr este objetivo está enfocado en ejercitar los esfínteres y el músculo elevador del ano —pubococcígeo—, responsables de la expulsión de semen.
Para ello se requiere identificar estos tejidos, lo cual se logra al interrumpir la expulsión de orina unas 10 veces por ocasión, durante una semana. Los músculos que se contraen para lograrlo son precisamente los que hay que tonificar.
Una vez que se ha reconocido esta zona, puede contraerse y relajarse en cualquier posición, hasta alcanzar aproximadamente 300 contracciones al día. La eficacia de esta técnica es tan notable que suele recomendarse por especialistas para contrarrestar la eyaculación precoz.
Una de las bondades que más se reconoce del sexo tántrico es la posibilidad de alcanzar en el hombre orgasmos secos y múltiples. Está comprobado que todos poseen el mecanismo biológico para experimentar este placer múltiple, pero por falta de práctica y conocimiento no son muchos los que lo logran.
Un orgasmo seco es un clímax sexual en hombres en el que no se produce la eyaculación. Algunos lo consideran poco satisfactorio o incluso doloroso, pero la mayoría lo describen como una sensación más intensa, y un camino para alcanzar múltiples orgasmos.
Los orgasmos secos pueden obtenerse de forma deliberada presionando el principio de la uretra, entre el ano y los testículos, inmediatamente después del orgasmo.
También se puede conseguir el orgasmo seco mediante la contracción, inmediatamente después del orgasmo, de los músculos que se utilizan para forzar la detención de la micción, o al contraer la espalda hacia atrás, como cuando nos estiramos.
Así sucede con la mujer durante el sexo tántrico. Ella puede experimentar las sensaciones placenteras de la intimidad de una forma más intensa, y disfrutar del preludio al orgasmo, de las caricias de su amante y esa sensación tan atractiva de sentirse amada y deseada.
Una vez que la pareja aprenda a dominar el arte tántrico, comprenderá también el significado de armonizar nuestros sentimientos, y hacerlos parte de la intimidad sexual, y con ello a respetar ese acto sagrado entre dos personas.

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